TARDÍGRADOS

Ciencia en español -ʟᴀ ʀᴀᴢóɴ ᴇsᴛá ᴀʜí ғᴜᴇʀᴀ-

Relatos polares: El Paso del Noroeste con la familia Ribas-Cadle

Posted by Albert Zotkin on February 12, 2021

Hola amigos de Tardígrados. Hoy os voy a recitar una poesía titulada Ribas-Cadle. Es un bello poema épico. Es la epopeya de un gallego llamado Tacho Ribas (Juan Ignacio Ribas Gonzáles) y de su familia.
Todo empezó para mí cuando un día me puse a ver un video de youtube, el cual documentaba y relataba maravillosamente bien la hazaña nada desdeñable de un velero haciendo la travesía del Paso del Noroeste, en el Círculo Polar Ártico. Si tienes tiempo, te recomiendo que veas el documental: Boatrip. The North West Passage from west to east

Una travesía por el Paso del Noroeste desde Vancouver (Canada) hasta Vigo (España) puede ser realizada por un barco, de las características del que aquí traigo, en seis meses, si las circunstancias de navegabilidad y otras contingencias son las esperadas. Se trata de navegar, con escalas, unas 17.000 millas náuticas durante la temporada de primavera-verano. En temporada de otoño-invierno, el Paso del Noroeste es practicamente innavegable (quizás algún rompehielos se atreviera, Roald Amundsen se atreveria seguro ), incluso en verano puede ser peligroso por la presencia de icebergs.
17.000 millas náuticas (1 milla = 1.852 m) a velocidad media de crucero de 4 nudos nos dan practicamente 6 meses de travesía, por esa ruta. El 20 de Abril de 2008, la familia Ribas-Cadle al completo, junto con el marinero Shane, salieron de Vancouver, por el Estrecho de Johnstone, y se dirigieron hacia su primera etapa, sita en Dutch Harbor (Alaska), para después rodear todo el Yukón por el norte y entrar de lleno al famoso Paso del Noroeste. Curiosamente el video fue subido a youtube el 8 de Abril de 2018, es decir, 10 años y 10 días más tarde que cuando empezó la travesía. Como me gustó mucho ese video, quise saber más de quiénes eran realmente esos protagonistas tan maravillosos, y qué les motivó a hacer semejante hazaña. Así que me dediqué a leer detenidamente los títulos de crédito de ese documental, pero desgraciadamente, muy poco pude saber de ellos, ya que sólo firmaban con sus nicks familiares, y poco o nada se comentó de ese logro por ningún medio de comunicación.
Afortunadamente, al indagar más sobre el asunto, conseguí saber un poco más de los protagonistas, y la historia tan discreta y modesta que se esconde tras ellos. Primero hablaré del barco: Un queche de casco de acero, construido en Nueva Zelanda por un genio polaco llamado Bernard Kuczera (el cual merece por sí mismo un relato a parte de su fascinante historia vital)

Bernard Kuczera. El 25 de Mayp de 2011 desapareció en el mar y fue dado por muerto. Había salido a navegar en solitario en su dinghy de 3,4 m, cerca de Nine Pin Rock, en Bahía de las Islas, al norte de Nueva Zelanda. Tenía 63 años.

El Velero se llama Amodiño Whangarei, y es una réplica casi exacta, aunque más reciente, de otro barco que el bueno de Bernard Kuczera ya tenía construido. Bernard y Juan eran amigos, y ambos vivían en Auckland (o alrededores, no sé exactamente), en Nueva Zelanda. Estoy hablando de los años ochenta y noventa, aunque Bernard ya llevaba afincado allí desde hacia más de una década. Un día, Juan visitó a su amigo Bernard y le propuso comprarle el barco Nanu. Bernard era un genio en la construcción de barcos. Construía siempre sin planos materiales, todo lo tenia en su cabeza. Así que Juan estuvo probando Nanu por las aguas de Auckland. Pero, toda persona que conozca a Juan, sabrá que es un perfeccionista, por lo que le presentó a su amigo Bernard una “lista infinita” de cosas que habría que mejorar o poner nuevas en el barco. El bueno de Bernard frunció el ceño al leer la lista, y sacudiendo su pipa, le dijo que sería mejor para todos si construía un barco nuevo. Y así lo hizo, le construyó a Juan un barco nuevo, gemelo del Nanu, como ya he dicho antes, pero con ligeras modificaciones para mejorar la navegabilidad y seguridad en zonas polares. Juan, ya por los años ochenta, tenía ya en mente realizar rutas polares, y buscaba un barco tipo explorador con características idóneas para esas travesías. Eso era lo que buscaba Juan para su nuevo barco, su obsesión, mejoras relacionadas con la seguridad y la navegabilidad en rutas circumpolares. No sé exactamente las fechas, pero cuando su amigo constructor le entregó su queche Amodiño Whangarei, debía ser mediados de los años noventa.

Lo lógico para un marino aventurero afincado en Nueva Zelanda, como Juan, dueño de un robusto queche de clase B explorador, con casco de acero, debería ser planificar una travesía por zonas antárticas. En cambió, él eligió hacer la travesía por el Paso del Noroeste, en el círculo polar ártico. ¿Por qué?. Nueva Zelanda está muy cerca de la Antártida, y además tiene allí una base, la Base Scott. Quizás, Juan intentó esa ruta antártica, pero los permisos necesario, y demás inconvenientes y trabas, le hicieran desistir de esa aventura. Mi hipótesis es que Juan eligió la travesía del Paso del Noroeste porque, una vez subía hacia Vancouver, podría atravesar el Paso en verano, haciendo escala en Groenlandía y bajar ya hasta Vigo, su destino final para él y su familia. Y desde Vigo, su tierra natal, comenzar una nueva etapa en su vida para él y su familia. ¿Regresaría a Vigo como el hijo pródigo que fue cuando treinta años atrás salió de allí, casi huyendo?. Sus tres hijos (Luisa, Juan y Diego) ya eran treintañeros en 2008, por lo que ya podían formar parte de la tripulación de su barco explorador, rumbo a Vigo por la ruta mas aventurera posible, El Paso del Noroeste. Una aventura que nunca olvidarán.
¿Hijo Pródigo?. Tacho Ribas lo dejó casi todo atrás en Vigo, allá por el año 1979, cuando decidió emprender una nueva vida de aventura y libertad marinera. Para ello viajó en aquel año hasta los Astilleros Belliure en Calpe, Alicante, y encargó un barco, un Endurance 35. Por aquellos años, Juan ya era un aguerrido cuarentón por lo cual, a los tres meses, cuando el barco estaba construido, volvió a Calpe, y al Endurance 35 lo bautizó con el nombre de Abuelo III. Pero Juan, que era muy desconfiado, ¿perfeccionista, sería más correcto decir? (quizás eso le viniera de familia), les dijo a los Belliure, sin cortarse un pelo, que ellos eran mediterráneos, y todos los mediterráneos son unos fenicios, así que no se fiaba de ellos, y el barco debía de tener algún fallo o alguna pega, porque lo veía demasiado perfecto. En tres meses que duró la construcción no es posible que los Belliure lo hicieran todo bien (pensaba Juan). Estuvo más de dos semanas probando el barco, saliendo a navegar, y comprobando cada detalle, una y otra vez. Pero, no encontró nada raro. Parece ser que los Belliure de Calpe no eran unos fenicios perfectos, ya que parecía que eran bastante competentes en su trabajo. La ironía de esta anécdota está en que Juan es descendiente directo de una familia catalana (fenicios) que se afincó en Galicia allá por el siglo XIX, los Barreras, que llegaron de Blanes, en la costa Brava.
Después de bautizar al Abuelo III, Juan, el cuarentón en el año 1980, soltó amarras en Calpe, y navegó hacia Formentera. Durante la singladura, no dejó de pensar en lo “fenicios” que debían de ser esos Belliure, seguía sin fiarse de ellos. Así que, a las tres de la madrugada, en plena travesía, no se le ocurrió otra cosa que coger uno de los extintores de polvo seco del barco y dispararlo. Los Belliure cuentan que su mujer se despertó alarmada, gritando, porque creía que había un incendio a bordo. Pero era Juan, que sólo quiso comprobar que el extintor tenia carga, que no le habían metido gato por liebre los Belliure, esos fenicios. Su mujer estuvo limpiando el barco de polvo seco durante todo el viaje, y aun es posible que quede algo en él después de casi cuarenta años. Eso se lo contó Juan a los Belliure cuando volvió de nuevo a Calpe, para preparar el barco, ya que tenia planeado atravesar el Océano Atlántico.
La idea de atravesar el Océano Atlántico, le llevó en su primera etapa hasta Las Palmas de Gran Canaria, a bordo del Abuelo III (su Belliure Endurance 35). Allí “dice” que se encontró a una joven americana de Florida, a la cual ya conocía, y le propuso que le acompañara en su travesía oceánica hasta el Caribe, y ella sin pensárselo mucho aceptó de inmediato. Aunque Teresa, una amiga de esa chica americana, contó más tarde que fue él quien puso un anuncio en el periódico local buscando una acompañante para realizar la travesía. Sea como fuere, está claro que la chica americana, intrépida cono nadie, y veinte años menor que el abuelo cuarentón Juan, allá que se fue con él hacia las islas del Caribe. La pobre chica, lo pasó fatal los primeros días de navegación porque se mareaba mucho, hasta que pasados unos meses ya se amarinó. Se llama Nena Louise Cadle, y terminaron (o quizás haya que decir, empezaron) casándose. El abuelo Juan el cuarentón recibió la noticia de que Nina (Nena Louise) estaba embarazada, así que no se le ocurrió otra cosa que cruzar el canal de Panamá y bajar hasta Nueva Zelanda. En Auckland nació Luisa Ribas-Cadle, la primera hija de Tacho y Nena Louise. Todo esto es una simplificación biográfica, en la que puede haber no sólo lagunas y licencias, sino errores de bulto, o quizás inexactitudes escritas por mi, fruto de mi ignorancia. Pero, cuentan que allá por el año 1985, en los mares del sur, cerca de una de las islas del Archipiélagp de las Tuamotus, se vio a Juan maltrecho en su barco Endurance 35, con el espinazo dolorido, inmovilizado en la cabina, y emitiendo por el canal 16 de su radio VHF una llamada pan pan de socorro a todos los barcos:

Pan-pan, pan-pan, pan-pan. All ships, all ships, all ships. This is Abuelo III, This is Abuelo III, This is Abuelo III, … “,

A bordo del Abuelo III, estaba su mujer Nina y su hija Luisa, que a la sazón apenas tenia cinco años, con carita de mucho susto, porque sabía que algo malo pasaba. Afortunadamente unos americanos que navegaban por la zona, acudieron raudos y veloces en su auxilio. Las dos embarcaciones partieron hacia Taiti, a unas 200 millas al oeste, y en unas 24 horas, el cuarentón Juan ya estaba recibiendo asistencia médica. Se recuperó del todo a los pocos días, y así pudieron seguir su viaje hacia Nueva Zelanda. Si Juan hubiese seguido el truco que nos enseña Armando Guilarte para levantar grandes pesos usando la botabara, otro gallo habría cantado 😉

TRIPULACIÓN DEL AMODIÑO WHANGAREI:




One Response to “Relatos polares: El Paso del Noroeste con la familia Ribas-Cadle”

  1. Marcelle Kuijpers said

    You are smiling all the time.. what a beautiful family, what breathtaking sceneries. Thank you!

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