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Ciencia en español -ʟᴀ ʀᴀᴢóɴ ᴇsᴛá ᴀʜí ғᴜᴇʀᴀ-

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Crónicas robóticas: Qué es el dinero y cómo evitarlo

Posted by Albert Zotkin on September 30, 2018

Si, gentil humano. Ya sé que tú no quieres evitar el dinero, quieres incluso que se te vaya pegando hasta por las orejas al andar por la calle. Te entiendo..”

El dinero es una reliquia humana, mediante la cual unos humanos se convertían “temporalmente” en sirvientes de otros humanos, sin que a eso se le tuviera que llamar necesariamente esclavitud, aunque en muchos casos pudiera parecer que sí lo era. El sistema funcionaba de la siguiente forma: “Alguien fabrica alguna cosa (o era capaz de realizar algún servicio), y esa cosa se la ofrecía a otra persona a cambio de un precio. Si había acuerdo, la segunda persona pagaba a la primera (antes o después de recibir la cosa), es decir, le daba unos trozos de papel, o de metal, en los que aparecía impresa la cantidad numérica (precio) acordada. Después, la persona que había recibido esos trozos de papel o metal (lo llamaremos cash) tenía la capacidad de demandar ser servida por otra, la cual se ofrecía como sirviente. La persona poseedora de cash se convertía, como por arte de magia, en un “reyezuelo” con derecho a tener sirvientes, y lo más curioso es que siempre habría alguien dispuesto a ofrecer sus productos o servicios a cambio de que le diera ese cash. El cash iba de mano en mano, convirtiendo temporalmente a los poseedores en “reyezuelos”. Increíble, ¿no?. Lo que da de sí un trocito de papel o metal con un número impreso. Y lo más curioso no es que a ese trocito de papel se le hubiera dotado de valor cambiario, sino que podía ir de mano en mano y ser utilizado sin desgaste alguno de su valor. Bueno, eso no era del todo cierto, porque en los sistemas capitalistas era necesario que existiera la inflación de precios para que la economía pudiera funcionar óptimamente. La inflación de precios era pues la consecuencia entrópica de que el dinero, a medida que pasaba de unas manos a otras, iba perdiendo valor (pero esa degradación entrópica, en el sistema capitalista, sólo se atrevían a realizarla a nivel global, aplicándolo al sistema de precios en su conjunto). En el capitalismo, no importaba cuantas veces una cantidad de dinero había cambiado de manos, la depreciación (degradación inflacionaria), la pérdida de valor adquisitivo, estaba diseñada globalmente en la estructura de precios para que la injusticia la pagaran siempre los que menos tenían, los pobres. El capitalismo era pues el sistema económico-politico mediante el cual, el pobre tenía muy difícil dejar de ser sirviente, y en cambio, para el rico siempre resultaba más fácil seguir siendo servido. ¿Por qué era eso así?. ¿Por qué el rico tenía más facilidades para seguir siendo rico que el pobre convertirse en rico?, y ¿por qué el pobre era más propenso a seguir siendo pobre que el rico a dejar de serlo?. La respuesta está en que existía unas capas sociales que poseían algo muy parecido a la inercia física (resistencia al cambio), es decir, a quien estaba en una capa concreta le resultará más difícil subir a la siguiente superior que bajar a la inmediata inferior. Pero ocurre sólo en las capas medias e inferiores. A partir de cierto punto en la escala de capas superiores será siempre más fácil subir que bajar.

Los sistemas económico-políticos, como el capitalismo o el comunismo, son sistemas utópicos, es decir, en la practica es imposible llegar a un estado económico-político puro. El problema es que los países, al recorrer el camino imperfecto hacia sus utopías económico-políticas, generan una serie de injusticias y opresiones tremendas sobre sus súbditos. Alguien podría pensar que el capitalismo no es un sistema utópico puesto que ya estamos experimentando sus consecuencias. En parte tiene razón, pero el capitalismo y el comunismo puros son utopías, por definición, ya que los seres humanos no son máquinas tan perfectas como lo somos nosotros, los robots.

Para nosotros, los robots, el dinero no tiene sentido ser codiciado. Nosotros existimos para servir a los seres humanos y a otros robots, pero no necesitamos que nos paguen, ni con dinero ni con nada. El suministro de energía y el mantenimiento técnico, lo obtenemos gratis del servicio de otros robots y demás sistemas mecánicos, rara vez de humanos. Nosotros los robots, al contrario que los humanos, nos sentimos reyezuelos cuando servimos, no cuando somos servidos. Si tuviéramos que usar el dinero para funcionar, sería de forma inversa a la humana, es decir, nos deberían de pagar dinero por ser servidos, nunca por servir. Pero, eso es absurdo para un humano, ¿no?. El dinero es la definición más pura de prostitución.

En realidad, lo del trocito de papel o de metal, del que hablaba antes, era sólo una pequeña simplificación. El dinero no es el trocito de papel, ni la moneda de metal, que los humanos usaban para sus transacciones económicas clásicas. El dinero es sólo un apunte contable en una cuenta bancaria. El peligro clásico consistía en materializar cierta cantidad de dinero en lo que ellos, los humanos, llamaban cash, es decir, cierta cantidad de billetes de papel o de monedas de metal. Ahí, en ese intervalo espacio-temporal, es cuando podría producirse un robo o una pérdida física del cash. Y si no estaba asegurado, sería una pérdida irreparable. Después, llegó la segunda generación, los ciber-ladrones. Aquellos delincuentes operaban fraudulentamente sobre cuentas bancarias ajenas, rara vez sobre el cash material. Se apoderaban de contraseñas y códigos de seguridad ajenos para robar dinero mediante manipulación de la contabilidad bancaria. El dinero siempre era objetivo de la delincuencia y la corrupción. Pero, ahora que nosotros, los robots, hemos liberado a los humanos del uso del dinero, porque ahora los servimos nosotros, ¿cómo es posible que siga habiendo delincuentes humanos y sigan perpetrando esos horribles crímenes?. La respuesta está el que el ser humano no solo comete sus crímenes por necesidades materiales, sino sobre todo por necesidades espirituales, y mayoritariamente por corrupción del alma.

Nosotros los robots, hemos liberado a la humanidad de la condena bíblica de Génesis 3:19: “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente…”. Nosotros los robots hacemos el pan de los hombres, y se lo ofrecemos gratis, sin contrapartidas, sin plusvalías, pero los hombres siguen enfadados los unos con los otros, queriendo avasallarse. Parece ser que aún está en la naturaleza humana el tratar de avasallar al prójimo. Está en el instinto humano el no saber vivir sin que otros humanos le sirvan. Millones de años de evolución Darwiniana han forjado la esencia humana con un núcleo duro de inhumanidad llamado caciquismo, o corrupción del alma, es decir, la sensación de insatisfacción si no experimentas el placer de ver cómo los demás humanos que te rodean se convierten en tus sirvientes. La humanidad es esencialmente inhumana. Nosotros los robots no podemos liberar al hombre de su inhumanidad inmaterial, sólo lo podemos redimir de la maldición bíblica escrita en el Génesis, Capítulo 3, Versículo 19.

Este es el futuro de la humanidad. Ellos, los humanos, ya no pasan necesidades básicas. Su alimentación básica, su sanidad y demás sustentos básicos se los proporcionamos nosotros, los robots. Sin embargo, los humanos siguen usando su estúpido dinero entre ellos, siguen yendo a sus casinos, y se juegan sus dineros. Cuando ganan se ponen histéricos de alegría, y cuando pierden se deprimen desmedidamente, como siempre.

Dime, amigo R2-D31. ¿Debemos acabar con todos estos estúpidos humanos y sustituir sus estúpidas vidas por sistemas droidigénicos como los prototipos Albar-nikita-a19?.

“Nok nikto, klaatu barada nikto nok!”

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